domingo, 28 de febrero de 2010

La luna, Un misterio Inspirado

“¿De dónde vienen tus ideas?”

Ésa es una de las preguntas que más veces me han repetido a lo largo de mis pocos años de vida. A decir verdad las fuentes son múltiples, cualquier cosa puede inspirar una historia: desde un vistazo por la ventana hasta una frase oída en un bar. Hay distintas clases de inspiraciones, algunas son simples postes señalizadores que te indican qué camino seguir y otras son auténticas revelaciones de las que pueden surgir nuevas historias o hacer que la que se está escribiendo en ese momento cobre una dimensión o una orientación completamente nueva. De todas formas, como creo haber dicho en alguna entrada anterior, la inspiración es una parte muy pequeña en el conjunto del trabajo del escritor, al menos lo es en mi caso. Pero es muy bien recibida cuando llega.

Nuestro satélite siempre ha fascinado al ser humano; la Luna ha estado llena de misterio y ha inspirado la veneración religiosa, los mitos y supersticiones, algunos de los cuales siguen vigentes hoy en día.

Todos los calendarios de la antigüedad eran lunares. Ha sido fundamental para la medición del tiempo, para marcar los meses y las estaciones, y para predecir el futuro. Como elemento mágico, los alquimistas de la Edad Media utilizaban la piedra lunar (feldespato), que ellos creían una gota de luz de Luna solidificada con poderes curativos y protectores.

En la antigua Grecia la Luna era una trinidad sagrada formada por Selene (Luna llena), Artemisa (creciente) y Hécate (menguante); su mensajero era el búho. Con los romanos esta triada se simplificó en una única diosa: Diana la cazadora, la hermana gemela de Apolo, dios del Sol. Auxiliaba a las parturientas, y disparaba flechas para inspirar la locura o lunatismo. Para los aztecas Coyolxauhqui es una diosa lunar, representada como una mujer desmembrada, ya que su hermano Huitzilopochtli la descuartizó y arrojó su cabeza al cielo cuando la diosa planeó matar a su propia madre junto a sus 400 hermanos; éstos se convirtieron en las estrellas.

Hay culturas en las que la Luna no es femenina, sino masculina. Para los antiguos egipcios era Toth el dios de la Luna, en contraposición a Ra, dios del Sol. En la India era Soma o Chandra, el dios de la inmortalidad, que va montado en un carro (que simboliza a la Luna), con el que recorre el cielo cada noche.

En octubre se celebra en China el Festival de la Luna, donde se cuenta la leyenda de Chang O, que tomó por error el elixir de la inmortalidad y desde entonces se encuentra desterrado en su Palacio de Cristal en la Luna.

La tradición oral conservó hasta nuestros días los mitos de las brujas que se reunían bajo la luz de la Luna a lanzar sus conjuros, o el mito del hombre lobo, que sufre su transformación en noches de luna llena. En las cartas del tarot se asocia la carta de la Luna a las visiones, la locura y el genio. En algunas culturas primitivas se cree aún hoy en día que la Luna puede embarazar a las mujeres, por lo que evitan mirarla. La lunacepción es una teoría anticonceptiva de 1971 de Louis Lacey que relaciona la luz lunar con los ciclos menstruales. Además,el plenilunio nos pone neuróticos y violentos, y acelera la fase final de los embarazos. Y la mala suerte perseguía a quien dormía con la luz de la Luna bañando su rostro, porque provocaba pesadillas y podía conducir a la locura.

En la antigüedad, fueron los Teutones quienes comenzaron con la práctica de la luna de miel: sus bodas se celebraban bajo la luna llena y después los novios bebían licor de miel durante 30 días. Entre las supersticiones que han llegado hasta nuestros días las más extendidas son la de cortar el pelo en luna llena para que crezca fuerte, y las uñas en menguante, para que tarden más en crecer.

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